miércoles, 14 de marzo de 2018

Barre, el fitness que arrasa, basado en el ballet



José Luis F.Liz

Arrasa en Estados Unidos y ya se propaga a gran velocidad por España y otros países europeos. El barre es un tipo de entrenamiento físico que incide en estiramientos y ejercicios tomados del ballet clásico.
Basado en el ballet clásico con un toque más enérgico, causa furor desde hace unos años en los gimnasios de Nueva York. Según el enfoque que se utilice, el método puede abarcar desde sesiones intensas en las que se suceden los pliés y relevés a gran velocidad hasta métodos más pausados que combinan ejercicios de yoga y de pilates. En el origen del barre se encuentra una mujer fascinante, Lotte Berk.

Hija de un rico comerciante judío alemán, quedó huérfana de madre a los ocho años y abandonó los estudios de piano para dedicarse a la danza moderna. Con su esposo y su hija Esther logró escapar de la Alemania nazi y establecerse en Londres, donde alternó trabajos como modelo con su carrera como bailarina. En 1959 abrió un estudio exclusivo para mujeres (el Manchester Street Studio for Execrase) en un sótano de la calle Manchester en el que empezó a dar clases de gimnasia y ballet para no profesionales.

El método Lotte Berk, lo desarrolló en los años sesenta en colaboración con un osteopatía al que tuvo que acudir por una pequeña lesión de espalda. Poco a poco su método se introdujo y gozó de gran aceptación entre gente selecta como la escritora Edna O’Brien, Yasmin Le Bon o Joan Collins. Se sabe que Barbra Streisand también recaló en el estudio si bien no hizo muy buenas migas con ella debido a la personalidad tan especial de Lotte Berk. Bautizó las posturas y ejercicios con nombres tan llamativos como el bidé francés, la prostituta, el perro que hace pis o el culo travieso. Amenizaba las clases contando pasajes de su vida amorosa. Su primer matrimonio duró 30 años, el segundo tres semanas. Ella decía que se casó siete veces pero solo dos con papeles.

Murió en 2003 con 90 años. Una de sus alumnas, Lydia Bach, llevó el método a Nueva York, donde se engancharon las actrices Candice Bergen y Ali McGraw, y de ahí saltó a Connecticut y a San Francisco. Su hija aún mantiene el estudio, y la misma melena cuadrada con flequillo, ­marca inconfundible de su madre. A los 83 años, aún presume de figura de bailarina.

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