La semana del festival del Ballet Estatal de Baviera se celebró del 12 al 20 de abril en el Teatro de la Ópera Estatal de Baviera de Munich. El Ballet FestWoche es el punto culminante de la temporada de primavera. Este evento, fundado en el año 1960, se ha convertido en una tradición muy arraigada en la capital alemana. Además de los aspectos más destacados del repertorio actual, muestra nuevas producciones y atrae a solistas de todo el mundo a Munich.
Cristina Ribé
La Premiere del festival se inauguró el 12 de abril con tres interesantes producciones de famosos coreógrafos de corte contemporáneo: Duato/ Skeels/ Eyal, interpretadas por el Ballet Estatal de Baviera.
Autodanza de Sharon Eyal se vió por primera vez en Munich, es el segundo trabajo de la coreógrafa nacida en Israel y su socio artístico Gai Behar. Con el prefijo griego auto, Eyal se refiere a una danza que extrae su energía de sí misma y nos recuerda noches excesivas y armonías sobrenaturales.
Nacho Duato creó Tinieblas blancas para la Compañía Nacional de Danza de Madrid; el detonante fue la muerte de una de sus hermanas, trata sobre el efecto fatal de los estupefacientes y fue interpretada por primera vez por el Ballet Estatal de Baviera.
Andrew Skeels celebró su debut con el Staatballet creando un ballet para el conjunto. Su lenguaje coreográfico se caracteriza por una estética cinematográfica llena de velocidad y deseo de riesgo. La base de esta obra es un escenario de ciencia ficción. Miles de años en el futuro se ha desarrollado una nueva especie humana en un proceso evolutivo. Extraños rituales, cambios radicales de estilo de vida… todo es en vano, no podrán sobrevivir al cambio climático que ha destrozado la tierra…
Sábado 13 de abril de 2024
Onegin
Coreografía: John Cranko
Música: Pjotr I. Tschaikovski
Ballet estatal de Baviera
Teatro de la Ópera Estatal de Baviera
Foto : Sergei Gherciu |
Considerada la máxima creación del sudafricano John Cranko que murió en 1973 a los 45 años. Desarrolló su carrera al frente del Ballet de Stuttgart donde estrenó Onegin en 1965. Está basada en la novela en verso de Aleksandr Pushkin (Eugene Onegin) que se estrenó como ópera en 1879, con música compuesta por P.I. Tschaikovski.
La producción forma parte del Ballet Estatal de Baviera desde 1972. La historia de la joven Tatiana (Maria Baranova) que se enamora de un arrogante Onegin (Jinhao Zhang) y es cruelmente rechazada por él sigue fascinando al público. Muchos de los grandes bailarines han dado a los papeles su propio carácter distintivo. Como casi ningún otro ballet narrativo, los distintos personajes abren una amplia gama de opciones para el diseño de roles, Tatiana , por ejemplo, pasa a lo largo de dos horas y media de una velada, de una adolescente ingenua y soñadora, a una mujer madura que finalmente tiene que tomar una decisión entre la pasión y el deber en un dramático enfrentamiento con el que fue y es el auténtico amor de su vida. Por el contrario, el Onegin orgulloso de sí mismo en el inicio de la obra, se derrumba gradualmente y queda en una situación desesperada y solitaria.
Hay algo que hace especial a esta magnífica obra de arte, además de la música de Tschaikovski, es la historia que yace detrás, algo que en otros ballets resulta más anecdótico. Cranko trasladó con mano maestra el libro de Pushkin al ballet y lo hizo entendiendo la estupidez de la muerte de Lenski, el amigo de Onegin, el dolor del fin de la inocencia de Tatiana y la desgana de vivir del protagonista.
Yonah Acosta magistralmente masculino y poderoso en su debut como Lenski, su novia Olga, Bianca Teixeira, muy enérgica en su debut en el papel, Maria Baranova (Tatiana) eleva su nivel actoral al final de la obra junto a Jinhao Zhang (Onegin). Ella lucha con el dolor del amor que una vez no se cumplió, pero luego recupera la compostura y le rechaza…. Demasiado tarde para una segunda oportunidad
Jueves 18 de abril de 2024
TSCHAIKOWSKI OVERTURES
Coreografía: Alexei Ratmanski
Música: Pjotr I. Tschaikowski
Ballet Estatal de Baviera
Teatro de la Ópera Estatal de Baviera
Para este ballet, el coreógrafo escogió oberturas que Tschaikowski había creado en varias etapas de su vida para diferentes conciertos. En cuanto al contenido, estos trabajos musicales están basados en dramas de William Shakespeare: Hamlet, La Tempestad y Romeo y Julieta. Ratmanski no crea claramente un ballet original completo, el tema central de estas obras aparece en la estructura coreográfica, es decir, la base de la misma es original de Shakespeare, y el coreógrafo transforma esa primera idea en una composición de danza extraordinaria llena de personalidad y sutileza.
Tradicionalmente las oberturas se desarrollan al principio de las óperas o los ballets para dar una idea al espectador de la obra que va a presenciar. En Tschaikowski Overtures, sin embargo, una obertura sigue a la otra, están encadenadas…
La fuerza, la belleza y la magnífica técnica de los bailarines de esta compañía empujan al ballet clásico y neoclásico a un futuro esperanzador.
Shale Wagman, Osiel Gouneo, Antonio Casalinho y Yonah Acosta alcanzan un virtuosismo deslumbrante, con sus saltos descomunales dejan al espectador sin aliento y se llega a la conclusión de que es imposible mejorarlos.
Mención especial a Maria Baranova y Julian Mackay en Romeo y Julieta, forman una pareja artística rebosante de encanto, inspiración y ligereza.
Resultó una velada realmente fascinante y el público lo demostró regalando largos aplausos a los bailarines y a la magnífica orquesta del teatro.
Viernes 19 de abril de 2024
LE PARC
Coreografía: Angelin Preljocaj
Ballet Estatal de Baviera
Teatro de la Ópera de Baviera
Legendario ballet de Preljocaj comisionado por la Ópera de París y estrenado en 1994 en la Ópera de la Bastilla.
Inspirado por la música inmortal de Mozart, el coreógrafo explora en Le Parc las sutilezas de los códigos de seducción en un idílico jardín francés como paisaje escénico. El vestuario está influenciado por la época de la Ilustración y los solistas se deslizan voluptuosamente por el escenario de este universo de contrastes, entre la naturaleza clásica de la música y el carácter francamente moderno de la coreografía.
Cada uno de los tres actos se inicia con una escena con cuatro jardineros. Pertenecen a un periodo indeterminado y aparecen, no sólo para guardar el secreto del lugar sino también de todo lo que allí acontece.
Las jóvenes del cuerpo de baile, ataviadas con levitas y pantalones ejecutan brillantes saltos mientras los hombres, vestidos de negro y rojo burdeos hacen lo propio. La gente se acerca, juega, baila entre sí y luego se separa de nuevo. Vemos una sociedad sin preocupaciones y llena de aburrimiento. Para ellos la única distracción es el juego erótico.
Julian MacKay (solista) y Madison Young (solista), tienen su primer contacto visual en el primer acto, todo resulta discreto. En el segundo acto la atracción aumenta y en el tercero los dos se dejan llevar por su instinto. Al final, durante el gran beso en el pas de deux ambos amantes, vestidos con sendas blusas blancas holgadas, bailan descalzos como símbolo de sus sentimientos originales, el uno por el otro.
Julian MacKay actúa de manera extremadamente lírica y delicada, así como apasionada y enérgica. Madison Young, por otro lado, brilla con devoción como una joven amante, su gentileza es sencillamente insuperable. Su devoción hacia él es clara y absoluta, es, sin lugar a duda, el momento más bello y sensible de la obra ,estética y sensualmente hablando.
Sábado 20 de abril de 2024
LA BAYADÈRE
Coreografía: Patrice Bart, Marius Petipa
Música:Ludwig Minkus
Ballet Estatal de Baviera
Teatro de la Ópera Estatal de Baviera
La variación de Las Sombras (Foto: Sergei Gherciu |
Uno de los encargados de escribir el libreto de esta obra, Marius Petipa, concibió La Bayadera a partir de relatos de viajeros y fábulas que alimentaban la fascinación de los románticos por el lejano Oriente. Inspirado en dos dramas escritos por el poeta indio Kalidasa, quien vivió en el siglo VI y de cuya vida sólo existen leyendas, Petipa creó la historia de amor prohibido entre la desdichada Nikiya y su amante Solor. La particularidad de este ballet reside en la combinación de los pasos clásicos de ballet y su esencia hindú. En Europa se conocía poco de la cultura oriental y aunque estaba muy idealizada por los románticos de la época, Petipa estuvo más de seis meses creando la pieza. La obra fue musicalizada por Ludwig Minkus.
La coreografía de esta obra ha sido reinterpretada en varias ocasiones desde su estreno en el Teatro Bolshói Kámenny de San Petersburgo el 23 de enero de 1877. La versión más famosa es la que realizó Rudolf Nureyev en el escenario del Teatro de la Ópera de París.
Esta obra nos presenta la historia de Nikiya, bayadera de la India( bailarina consagrada a la danza por la religión) enamorada de un príncipe ( Solor) quien debe casarse con la hija del rajá gobernante. Pero el gran sacerdote de la religión brahmánica también desea a Nikiya. Gamzatti, la malvada hija del rajá, poseída por los celos, no dudará en hacer morir a Nikya mordida por una pequeña pero venenosa serpiente. Esto ocurre en la vida real. En el segundo acto viene un elemento romántico, cuándo la bayadera, ya muerta, aparece en el más allá irreal, en el reino de las sombras.
Exclusiva y notable escena la del segundo acto, El Reino de las Sombras, consta de una sencilla y repetitiva coreografía a base de arabesques encadenados realizados por las bailarinas del cuerpo de baile (son las bailarinas del templo transformadas en espíritus), Ellas van descendiendo por una rampa apenas iluminada que nos transporta a un ambiente fantástico lleno de ensoñación y penumbra. La escena carece de cualquier acción dramática, se trata de una composición sublime por la belleza y paz que transmite.
Respecto a los solistas, la frágil Ksenia Shevtsova (Nikiya) destacó más por su técnica que por su viveza y pasión mientras que la interpretación de Laurretta Summerscales,(Gamzatti), la celosa hija del rajá, es digna de mención. Sus dotes actorales brillaron durante toda la obra, con más mérito, si cabe, teniendo en cuenta que era su debut en este rol. Cabe citar también la actuación de Osiel Gouneo (Solor) su emoción y magnífica técnica destacaron durante toda la velada.
Un año más la BalletFestWoche llega a su fin con la satisfacción de haber conseguido llegar a la cima de la perfección en todas y cada una de las producciones seleccionadas para éste magnífico evento.